martes, 3 de junio de 2014

El amor a los ojos de mi tata

Antonio Ibacache, 90 años, mi abuelo.

Como todo abuelo, él esta lleno de sabiduría, que lamentablemente se comienza a desvanecer durante estos años. Pero siempre hay historias que se revelan a su memoria, historias que obviamente significan muchísimo y que tiende a contar repetidas veces.  "No importa, que la cuente todas las veces que quiera... es una de mis favoritas".

No recuerdo bien como se conocieron, pero la cosa es que se conocieron, se miraron, se gustaron. Cuando me lo imagino, visualizo una imagen en blanco y negro (será porque todas sus fotos de jóvenes son monocromáticas). Resulta que un día llegó un joven de veinte y tantos años a la casa de mi bisabuelo, buscando a una de sus hijas, Inés. -Que lindo nombre que tienes, yaya-. "Quería saber si puedo pololear con su hija". "Pololear??!... Nada de pololeo, SE  CASAN, MIERDA!" (en esta parte mi tata siempre lo dice tal cual sucedió. Creo, porque resulta muy efusivo, te transportas a ese momento. Luego se ríe, porque en verdad es algo un poco ridículo).

Cualquier persona en estos tiempos podría pensar: wow, ni cagando. Su papá esta loco, que onda. Pero mi abuelo no, mi tata dijo que si. Dijo que él se casaría con ella. Sorpresa.

Él tenía 27 y ella 17 años. Antes esa diferencia era normal, nada de qué alarmarse.

Ahora cuando mi tata cuenta esa historia, uno tiende a preguntarle: En serio? Por qué dijiste que si altiro? Y el responde: "Porque quería estar con ella... y nos enamoramos con el tiempo." (escribir esto me da un poco de nostalgia). Que preciosa forma de pensar, de analizar el amor. Aprendieron a conocerse, a tolerar, a pelear, a disfrutar, a conversar, a tratar al otro, después de acatar uno de los sacramentos más valiosos (mi familia es ultra católica, no fanática, pero con mucha fe). Firmaron un contrato, que después entendieron. Y nunca se arrepintieron, por lo menos nunca llegaron a separarse. Él era marino, por lo que siempre viajaba mucho, por mucho tiempo, a veces años. Y ella lo esperaba y cuidaba a sus hijos. 6 hijos no es poco. Y que suerte!, sus hijos nacieron intercalados, es decir, hombre, mujer, hombre, mujer, hombre, mujer. Cumplieron las bodas de oro, felices, junto a sus familiares y amigos y sobretodo, junto a sus múltiples nietos. Y fueron dichosos con su vida, hasta que la muerte los separó. Ella se fue un día nublado de noviembre... él la lloró, pero hoy le reza y habla con ella... sabe que ella esta ahí, mirándolo y cuidando de él, de su familia, de todo. Es que a él aún no le llega su hora, es que a este caballero no le entran balas y anda en bicicleta y se junta con los amigos de vez en cuando a jugar rayuela corta. Él vive su vida, reconociendo que está disfrutando de los últimos días, pero contento, porque su fe lo mantiene derechito, sin miedo, anhelando reencontrarse con aquella mujer que un día vio e inmediatamente lo enamoró.

Hace un rato hablé con una de mis primas, ella estaba viviendo su historia de amor, viajando con su novio (novio, no enamorado, como se dice en Brasil). Pero hoy me enteré que esa historia llegó a un final, por lo menos por ahora. "Y pucha, prima, que lata. Pero estas bien? Onda yo se que da pena y es penca la situación, pero por dentro estas bien? fue la decisión correcta?" "Si, me siento bien, pero me da pena por él" "Bueno, todos pasamos por esto. Son este tipo de cosas que te ayudan a crecer y ser mejor persona". En fin. Una lata, pero son las cosa que pasan. Mi punto es el siguiente: Mi tata y mi yaya, un amor único e infinito (sobrepasa la barrera del tiempo) y por otro lado, estamos nosotros. Quienes estamos acostumbrados a un ir y venir de amores (nunca tanto, pero algo así). Ahora entiendo a mi tata, cuando me decía: "¿Y por qué pasan tanto tiempo juntos? ¿Se van a casar?" y yo: "nooo tata, nada que ver" y me iba. No le daba importancia, porque yo no sentía que me quería casar con él. Tiempo al tiempo, quiero estar segura cuando vaya a dar ese paso, porque para mi por lo menos es importante. (y después voy a terminar casándome toda curá en las vegas con un weon x jajaj, please, god, no!). Pero, aquí va la reflexión, mis abuelos se enamoraron y fueron felices en el camino, después de casarse. No lo dudaron. Ya sé que son otros tiempos, pero por qué? Será que ahora estamos llenos de desconfianza? de miedos? no hay tanto amor real por el aire? Qué nos pasa?

Porque aunque me haga todas estas preguntas, yo no me quiero casar aún. Pfff no. Siento que hay tantas cosas que conocer antes de pasar el resto de la vida con la misma persona. No me asusta eso, de hecho, soy sumamente fiel. Pero a pesar de ello, aprendí muchas cosas estando desde los 18 a los 22 años con una sola persona. No me quiero encerrar todavía, somos muy jóvenes, no hay para que ponerle segundo apellido a la relación. Aprovechemos este tiempo, el hoy, el mañana, tus sueños y los míos, hagámoslos realidad, quebremos algunos otros, agrandemos nuestros corazones y dejemos que se rompan a veces... generemos una hipertrofia en este músculo tan relacionado con la capacidad de entregar cariño. La vida se nos pasa rápido y que rico mirarte y sentir que estas a mi lado, viajemos, estemos, seamos, volvamos, separémonos, olvidémonos y repitámoslo.



Esto es para ustedes, mis abuelos, mis tatas, mi segunda mamá y mi "papá". El amor no es perfecto, pero por lo menos puedo pensar, que a veces, si es para siempre.

https://www.youtube.com/watch?v=DRtW1MAZ32M

No hay comentarios.: