viernes, 9 de noviembre de 2007

Fue de casualidad!

(...) -Pero igual es bien perra... -Queeeé?! (...)

Esas son algunas de las cosas que se te salen De Casualidad; como lo que me sucedió a mi ayer:
Estábamos haciendo una prueba de Biología y habrán pasado unos 5 minutos desde que empezamos a hacer la prueba y yo estaba tan concentrada haciéndola (y nótese el temario de dicha prueba: "Métodos anticonceptivos y enfermedades de transmisión sexual") y ¡Chucha! me equivoqué en marcar una cosa y estaba escribiendo con lápiz de pasta, por lo tanto tenía que corregir mi error... -¡¿QUIEN ME PRESTA CONDÓN?!! Obviamente todo el curso quedó choqueado por mis palabras, dos segundos después de su impresión se largaron a reír todos, hasta la profe po'. Es una mierda cuando te pasan esas cosas, partiendo por la plancha de haber sido TÚ, NADIE MÁS QUE TÚ la pobre pajarona super avispada que se confundió de palabra, de la que todos se rieron por un laaaaaaaargo rato. Aparte también esta ese razonamiento posterior al incidente, donde te preguntas: ¿por qué, hueón, por qué? Y no sabes la respuesta, fue una hueá involuntaria, algo que yo no quise que pasara, pero como existe una mala coordinación entre mi cerebro y mi boca, me sucedió.
Fue chistoso, hay que decirlo, pero me puse roja como un tomate.

Otras cosas que se te salen de casualidad son esos comentarios que estas pensando, tu sabes que estas pensando eso de alguien o algo, pero no quieres decirlo, porque no son adecuados. En mi caso, basta con un segundo en que me desconcentre y deje a mi boca actuar por su cuenta para que por arte de magia se me salga ese comentario hueón; como es de costumbre, las personas con las que estas hablando te miraran y dirán: - Uh! ella se atrevió a decirlo... pobre hueona.
Es la verdad, porque cuando pasa una cosa vergonzosa y todos se dieron cuenta, todos piensan lo mismo, pero nadie habla... no son como yo: inconsciente.

Así es, no hay nada que hacer al respecto.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Un once de noviembre

Todo fue "rápido".

Fue de un día a otro. Aun no me explico el por qué fue todo así, suponte que te dicen: Cuando falten 5 minutos para las 2 de la madrugada, se irá. Es triste y muy, pero muy fuerte. ¿Cómo se supone que debes enfrentar en ese momento aquella situación tan horrible. Una vida llegara a su fin en un tiempo determinado. Creo que mucho peor fue el hecho de que esa "predicción" fue cierta, una sola duda: ¿CÓMO?!
Quizás ciertos síntomas delataban el fatal instante. Una muerte no es algo que se enfrente así muy ligeramente, y reitero, mucho menos ese tipo de muerte ya asumida, dada por hecha, sin que haya sucedido. No es un trauma, pero es una experiencia que te dejará marcada hasta que suceda otra cosa más terrible.

El llegar del colegio y ver ese vacío, en donde antes había una persona que formó parte de tu crecimiento, una persona que estuvo ahí cuando tenías una araña y que te calmó, te bajó las revoluciones para que no soltaras un grito ensordecedor, esa querida persona que preparaba la comida más rica del mundo, nadie podría cocinar como ella, aunque verdaderamente cocinara mejor, para ti siempre esa comida no se compararía a ninguna otra; Aquellas manos y brazos que estaban ahí para abrazarte cuando quisieras llorar... Y que ya nunca volverán.
Es mi forma de mirar la muerte de mi abuela, mi Yaya, la que es y será siempre Dos veces Mi mamá. Ella ahora está mirándonos, a toda esta familia, que este domingo la recordará una vez más, en el aniversario de su paso al otro lado.
Paralelamente me pregunto: ¿A dónde estará ahora? La pregunta del millón ¿Qué hay después de la muerte? Después lo sabremos...