domingo, 8 de febrero de 2015

Todos mis amigos están muertos

https://www.youtube.com/watch?v=rT5Rs2U6ao0


All my friends are dead. Todos los amigos de mi tata están muertos... todos.

Una historia real, un personaje que aún existe y quién se merece mi completa admiración.
Hace aproximadamente unos tres meses, dejó este mundo el último de los amigos de mi abuelo, quizás su mejor amigo. Era él quien venía en bicicleta hasta la casa, para conversar un rato, intercambiar opiniones sobre los malestares que los aquejaban. "Mis piernas ya no funcionan como antes" "Ni los lentes me ayudan a leer ahora". Esto y lo otro. Aparentemente ese es el tema de conversación preferido a esa edad. Un día llamó la esposa de "Caneo" diciendo que el caballero tuvo una caída y que se lastimó la pierna. Acompañe a mi tata a ver a su amigo a una casa de reposo... Ya no era el mismo, de un momento a otro envejeció y al parecer ya no tenía más fuerzas. Unas semanas más tarde, voló la noticia de que aquel buen hombre había fallecido. Y ahí estuvo mi abuelo, una vez más, un funeral más de sus amigos. La verdad es que no me podría imaginar lo que se debe sentir. Ya no son reuniones con los amigos y conocidos para festejar un cumpleaños; ahora son los funerales donde todos se vuelven a encontrar. Pero para Antonio Ibacache, ya no quedaba más gente realmente conocida con quién encontrarse, hasta aquí llegaron sus amistades (que probablemente seguirán siendo en una próxima vida). Hoy en día yo creo que es su familia la que lo mantiene con energía. Sus ojos ya no diferencian rostros, a no ser que estén a una distancia más corta. Aún conserva su carácter, medio machista, pero muy amable. Es la persona que inculcó, en este grupo de personas que llevan su mismo apellido, el acto de dar y ayudar sin la necesidad de recibir algo a cambio. Algo físico, como por ejemplo una recompensa económica; porque al actuar de esta forma, siempre existe una respuesta de la vida que te beneficia a un nivel espiritual. Él es capaz de comprar algo que no le sirve, sólo por el simple hecho de ayudar a alguien que lo requiere.

Él es una persona llena de historias, con la capacidad de contarlas y reír cuando las recuerda, dependiendo del tipo de relato. Una mente viva, que aún ejercita haciendo cálculos, leyendo el diario, cocinando de vez en cuando. Una buena persona, que viene de una gran familia, numerosa y que por lo mismo, creo yo, se dedicó constantemente a cuidarnos y darnos la mejor educación. Él es como mi padre... y por eso quiero escribir sus historias, para que nunca sea olvidado y que su vida no haya pasado en vano.